Blog

El cáncer ginecológico se relaciona con el crecimiento incontrolado y la propagación de células anormales que se originan de los órganos reproductores femeninos, incluyendo el cuello uterino, los ovarios, el útero, las trompas de Falopio, la vagina y la vulva.

Hay muchos factores que pueden estar relacionados con el cáncer ginecológico. Las  investigaciones médico científicas han establecido que algunas clases de genes, llamados oncogenes promueven el crecimiento de células cancerígenas. Otros factores son también la función anormal de unos genes denominados supresores de tumor, sumado a factores como el tabaquismo, el envejecimiento y diversas condiciones hereditarias.

En cuanto al cáncer cervical  y algunos tipos de cáncer de la vagina y la vulva, son causados por la infección de un virus conocido como Papilomavirus o virus del papiloma humano.

Cualquier mujer se encuentra en riesgo de desarrollar un cáncer ginecológico. Se estima que en Estados Unidos se presentaron 105.890 nuevos casos diagnosticados y aproximadamente 38.890 muertes por cáncer ginecológico durante el año 2016.

El cáncer ginecológico debe ser tratado por un médico ginecólogo especialista en Ginecología Oncológica, este especialista ha recibido una formación inicial durante 4 años en Ginecología y obstetricia y una formación complementaria de 2 años en Ginecología oncológica, lo que lo capacita  en diferentes áreas de influencia en cáncer tales como biología molecular y patología del cáncer ginecológico, así como en todas las formas de tratamiento disponibles incluyendo el manejo quirúrgico, las indicaciones del manejo con radioterapia y quimioterapia.

El cáncer ginecológico se trata usando una o más de las siguientes opciones terapéuticas: cirugía, radioterapia y/o quimioterapia. La elección de la estrategia terapéutica depende del tipo y la etapa del cáncer.

La realización de valoraciones médicas tempranas, exámenes rutinarios de tamizaje son algunas estrategias que pueden ayudar en la detección de ciertos tipos de cáncer ginecológico en su etapa inicial donde es más probable que el tratamiento tenga éxito y pueda lograrse la curación completa de la enfermedad.

Cambios en los estilos de vida como el inicio de una dieta saludable, el ejercicio rutinario, o el NO consumo de cigarrillo son estrategias que desempeñan un papel importante  en la prevención de cualquier tipo de cáncer.

En particular, la obesidad es un factor principal de riesgo para el cáncer uterino (o cáncer de endometrio) que corresponde a uno de los más frecuentes en nuestra población.

La herencia también desempeña un papel en algunos tipos de cáncer debido a una acumulación de los genes  que afectan el crecimiento celular y la reparación del ADN. Algunos de los síndromes hereditarios que pueden causar cáncer ginecológico son el síndrome de cáncer de mama-ovario hereditario  y el síndrome de Lynch. También pueden encontrarse mutaciones hereditarias en genes BRCA1 y BRCA2 en cuyo caso pueden incrementar el riesgo de cáncer de mama, cáncer de ovario, cáncer de trompas de Falopio o Cáncer peritoneal.

El riesgo hereditario de tener una de estas enfermedades ginecológicas es de 39 a 46% en portadores de la mutación BRCA1 y 12 a 20 % en portadores BRCA2. Aproximadamente 1 de cada 500 personas en la población general tiene una mutación en uno de los genes BRCA.

En ciertas poblaciones étnicas, la frecuencia de mutación es mucho mayor. Por ejemplo, 1 de cada 40 judíos Ashkenazíes puede tener la mutación en uno de estos genes. Tanto hombres como mujeres pueden llevar una mutación genética, teniendo a su vez, un 50% de probabilidad de transmitir esta mutación a cada uno de sus hijos (1).

El síndrome de Lynch se debe a mutaciones hereditarias en diferentes genes de reparación del ADN, lo que predispone a presentar diferentes tipos de cáncer entre ellos cáncer colo rectal y cáncer endometrial. El riesgo de cáncer de endometrio asociado con el Síndrome de Lynch es del 30 al 40 %, y solo alrededor del 3 % de los casos del cáncer de endometrio se atribuyen al Síndrome Lynch.

Es por esto, que es importante que las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama, ovario, trompa de Falopio, cáncer peritoneal puedan recibir asesoría genética por un profesional, en cuyo caso pueda implementar pruebas genéticas a partir de las cuales se puedan ofrecer opciones para reducir el riesgo.

Con respecto al cáncer de cérvix o cáncer de cuello uterino, se encuentra disponible en el mercado  la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano  que ha mostrado evidencia en cuanto a la prevención del mismo y del cáncer de vulva. Su mayor efectividad está probada en las niñas entre 9 y 16 años que no han estado previamente expuestas al virus. Actualmente hace parte del programa de vacunación en nuestro país. Se considera que la estrategia de vacunación masiva en este grupo de edad  sumado a la realización de tamizaje regular  son estrategias que podrán erradicar el cáncer de cuello uterino en general.